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Memorias De Voltaire

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  • Kisha 작성
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topsoil.jpg Y, aunque su manjar favorito son las bellotas, utiliza el hocico no solo para comerlas, si no también para oler y hallar las trufas congeladas. ¿Dónde puedo comprar trufas negras melanosporum frescas de chocolate de calidad? ¿Dónde estaba Menelao? ¿Qué género de muerte fué la que urdió el doloso Egisto, para que pereciera un varón que tanto le aventajaba? ¿Fué quizás el no encontrarse Menelao en Argos, la de Acaya, pues andaría peregrino entre otras gentes, la causa de que Egisto cobrara espíritu y matase á aquel héroe? Si el rubio Menelao Atrida, al volver de Troya, hallara en el palacio á Egisto, vivo aún, ni tan sólo hubiesen cubierto de tierra el cadáver de éste: arrojado á la llanura, lejos de la ciudad, lo despedazaran los perros y las aves de rapiña, sin que le llorase ninguna de las aqueas, porque había cometido una maldad muy grande. Pues mientras nosotros permanecíamos allá, realizando muchas empresas belicosas, él se estaba tranquilo en lo más hondo de Argos, tierra criadora de corceles, y ponía gran empeño en seducir con sus palabras á la esposa de Agamenón. ¿Cómo murió el poderosísimo Agamenón Atrida? Siete años reinó éste en Micenas, rica en oro, y tuvo sojuzgado al pueblo, con posterioridad á la muerte del Atrida.


Parricidas.png Menelao, con cinco naves de cerúlea proa, aportó á Egipto, adonde el viento y el mar le habían conducido; y en tanto que con sus galeras iba errante por extraños países, juntando riquezas y mucho oro, Egisto tramó en el palacio aquellas deplorables acciones. Mas, cuanto oí referir desde que torné á mi palacio lo sabrás ahora, como es justo; que no debo ocultarte nada. Asimismo, si ves una herida en su piel tendrás que curársela cuanto antes e ir limpiándola hasta que cicatrice para evitar que se infecte o sea infestada por dípteros. No creen en modo alguno en la divinidad de Jesucristo; y estos señores, que en tiempos pasados hicieron tabla rasa del purgatorio, se han humanizado hasta el punto de indultar a las almas del infierno. Un truco para distinguir una trufa recolectada hace tiempo o cuya conservación no ha sido la adecuada es que su olor será similar al del ajo o presentará notas de olor ácidas o avinagradas.


Y tú, amigo, no andes mucho tiempo fuera de tu casa, habiendo dejado en ella las riquezas y unos hombres tan soberbios: no sea que se repartan tus bienes y los devoren y luego el viaje te resulte inútil. Aquél tomó no poca venganza y los aquivos difundirán su excelsa gloria que llegará á conocimiento de los futuros hombres. Ya la vuelta de aquél no puede realizarse; pues los inmortales deben de haberle enviado la muerte y el negro destino. Del Atrida vosotros mismos habréis oído contar, aunque vivís tan lejos, cómo vino y cómo Egisto le aparejó una deplorable muerte. Mas, cuando vino el momento en que, cumpliéndose el hado de los dioses, tenía que sucumbir, Egisto condujo al aedo á una isla inhabitada, donde lo abandonó para que fuese presa y pasto de las aves de rapiña; y llevóse de buen grado á su casa á la mujer, que también lo deseaba, quemando después gran cantidad de muslos en los sacros altares de los dioses y colgando muchas figuras, tejidos y oro, por haber salido con la gran empresa que nunca su ánimo esperara llevar al cabo. Al principio la divinal Clitemnestra rehusó cometer el hecho infame, porque tenía buenos sentimientos y la acompañaba un aedo á quien el Atrida, al partir para Troya, encargó en gran manera que la guardase.


En la fase de fructificación y cuando madura la trufa, ésta se vuelve independiente del micelio y continua el desarrollo de manera autónoma, absorbiendo nutrientes del terreno a través de sus propios medios, unos pequeños filamentos denominados ifas. Así Orestes se ha vengado del matador de su padre, del doloso Egisto, que le había muerto á su ilustre progenitor. Mas, por su desgracia, en el octavo fué de Atenas el divinal Orestes, quien hizo perecer al matador de su padre, al doloso Egisto, que le había muerto su ilustre progenitor. Esta transmigración oculta en sus entrañas un mundo de sabiduría y esperanza: los que padecen actualmente se hallan en la vía purgativa, como hubiera dicho un teólogo cristiano: los que padecen más, están más cerca del remedio: los que están pecando y gozando en el crimen; los malos, egoístas, perseguidores y torpes, van despacio, muy atrás de esas almas ligeras, medio lavadas ya con las lágrimas, cernidas, digamos así, de la mayor parte de la escoria; sacudidas al viento acrisolador, y enderezadas al cielo con rumbo hacia la luz. Veníamos, pues, de Troya el Atrida y yo, navegando juntos y en buena amistad; pero, así que arribamos al sacro promontorio de Sunio, cerca de Atenas, Febo Apolo mató con sus suaves flechas al piloto de Menelao, á Frontis Onetórida, que entonces tenía en las manos el timón del barco y á todos vencía en el arte de gobernar una embarcación cuando arreciaban las tempestades.

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